Cuando el sol se pone en Nueva York, proyecta una luz etérea sobre toda la ciudad, dándole a todo un brillo surrealista. El Empire State Building se convierte en un faro iluminado en el cielo nocturno, mientras su emblemática aguja se eleva en el aire del atardecer y sus luces crean un bello contraste contra el horizonte que se oscurece.
La puesta de sol desde el Empire State Building es un espectáculo impresionante. A medida que el sol se sumerge en el horizonte, proyecta sobre la ciudad un cálido tono anaranjado y rosado que se vuelve más dramático a medida que desciende la oscuridad. Durante este tiempo, puedes disfrutar de una vista sin obstáculos de todo lo que les rodea y contemplar la belleza de Nueva York en las horas crepusculares. Tanto si eres residente de toda la vida como si lo visitas por primera vez, una velada en el Empire State Building será sin duda una de tus experiencias más memorables.